EL PREBIÓTICO TOPINAMBUR
El topinambur es una especie originaria de América del Norte, perteneciente a la familia de las asteráceas o compuestas, como la lechuga, la achicoria, el girasol, el diente de león, el cardo o el alcaucil. Tiene porte alto (más de 2 y hasta 3 metros) y florece como el girasol. Pero su virtud está bajo tierra, ya que genera tubérculos con excelentes propiedades nutricionales y prebióticas, que son grandes protagonistas de una alimentación fisiológica.
Los tubérculos frescos de topinambur contienen alrededor de 80% de agua, 15% de carbohidratos y 2% de proteínas. Su contenido de almidón es mínimo o nulo y contienen pequeñas cantidades de grasas. La fracción proteica de los tubérculos contiene todos los aminoácidos esenciales en proporciones favorables. Esta es rica en lisina y metionina, en comparación a la fracción proteica de otras raíces y tubérculos, y es considerada de alta calidad para alimentación humana. Los tubérculos de topinambur almacenan carbohidratos de reserva (polisacáridos) en forma de fructanos siendo la inulina el principal. Esto convierte a los tubérculos en una excelente fuente de fibra dietaria fermentable por las bacterias del colon.
Los fructanos no pueden ser hidrolizados por las enzimas digestivas y permanecen intactos en su recorrido por la parte superior del tracto gastrointestinal (intestino delgado), pero son fermentados en su totalidad por las bacterias de la parte inferior del tracto gastrointestinal (intestino grueso).
En consecuencia, los fructanos se comportan como fibra prebiótica, aportando acción laxante, disminución de los niveles lipídicos y de glucosa en sangre. El consumo de fructanos genera un menor riesgo de obesidad, diabetes, ateroesclerosis, cálculos biliares, hemorroides, diverticulitis, apendicitis y cáncer colorrectal. Los fructanos provenientes del topinambur han sido aceptados desde 1992 como ingrediente GRAS (Generalmente Reconocido como Seguro) por la FDA de EEUU.
La inulina es técnicamente un fructooligosacárido (FOS), fibra prebiótica soluble que es resistente a la digestión y llega al intestino grueso esencialmente intacta. Las bacterias probióticas intestinales consumen inulina y, a su vez, producen metabolitos esenciales como los ácidos grasos de cadena corta que son absorbidos por las células que recubren el colon.
La inulina ayuda a mantener la salud y la función intestinal. Tiene un sabor agradable que agrega un dulzor leve a los alimentos y bebidas, pero posee un índice glucémico muy bajo y no tendrá un efecto negativo en los niveles de glucosa sérica. El contenido de inulina en los tubérculos de topinambur representa alrededor del 50% sobre peso seco. Invitamos a profundizar con la monografía que se puede descargar aquí.