A LOS MENORES ¿LOS RESPETAMOS?
Como profundizamos en el libro ”Creando Futuro Consciente«, los adultos somos responsables por la guía de los niños hasta la adultez. Y esta responsabilidad primaria es obviamente de los progenitores, pero también hay una responsabilidad social que debería acompañar el proceso. En ninguno de los dos campos hay claridad y consciencia en relación a los respectivos roles. A eso apunta este texto y el estímulo económico que ponemos a disposición como contribución a este deber social.
Si bien el tema se desarrolla con mayor amplitud en el libro, debemos tomar consciencia que el niño, mucho antes de la concepción física (Ser a manifestarse), nos elige como «guías planetarios«. Este es un rol indelegable, que nos compromete por mucho tiempo y por ello requiere todo nuestro tiempo y dedicación, para estar, como padres, a la altura de las circunstancias. Es necesario comprender que no hay «propiedad» sobre el niño; no somos «dueños de nada» (la acostumbrada expresión “tengo un hijo”), somos solo guías. Por el contrario, somos «responsables de todo» y tutores de su evolución.
Sobradamente sabemos que las civilizaciones que descuidaron su calidad reproductiva, han decaído o directamente desaparecido; pese a ello nuestra sociedad contemporánea no atina a reaccionar. Algo que se puede comprender (dado el entramado de intereses que subyacen), pero que resulta injustificable e inaceptable a la luz de la consecuente involución de la especie humana, en términos de salud y calidad de vida.
De allí la necesidad de estimular un proceso de comprensión de las causas y consecuente rectificación de los hábitos equivocados que nos están llevando a la decadencia social. Resulta obvio comenzar comprendiendo que la causa profunda de la pobre calidad de hijos hay que buscarla en la pobre calidad de padres.
En el informe veremos los problemas de la infancia, que luego se reflejan en las adolescencias «complicadas». Como es arriba es abajo. Como fue la infancia, así será la adolescencia, siempre en “modo supervivencia”. Hay que adaptarse al entorno, a la incomprensión o la represión, a los desafíos, a la toxicidad nutricional y ambiental, a las adicciones alimentarias, al electromagnetismo, a la competencia, a la exigencia, a la transferencia de expectativas paternas, a los hogares disfuncionales, a la hiperestimulación, a la autoexigencia para satisfacer los programas familiares, etc, etc…
Como cada ser es diferente y tiene diferentes sensibilidades y programaciones para la supervivencia, surgen las distintas formas de adaptación: cierre introspectivo, actitudes extrovertidas, estimulantes, sexo, temores, autolesiones, uso de sustancias (cigarrillo, alcohol, estimulantes, drogas)…
Generalmente los miedos y prejuicios del entorno, conducen a la represión, tanto conductual como farmacológica. Estamos recibiendo muchos adolescentes (mal) diagnosticados y (peor) medicados, con niveles elevados de síntomas provocados por el denso abordaje psiquiátrico. Y obviamente padres agobiados por la impotencia frente a estas situaciones de colapso en curso, sin saber que hacer…
Como decíamos en el informe sobre mayores, en coherencia con esta visión y ante la disponibilidad de recursos y herramientas para que niños y jóvenes recuperen su normalidad funcional y drenen la carga tóxica, deseamos estimular la toma de decisión por parte de los adultos responsables.
Todo esto puede ser fuertemente potenciado por algo necesario: empezar pidiendo perdón. Es espectacular el efecto que logra una tranquila reunión familiar, en la cual loa padres sinceran la situación frente a los niños y se disculpan por las influencias generadas. Manifiestan claramente no haber tenido información previa sobre el condicionamiento que llevaron adelante, tal vez similar a los que sus propios padres emplearon con ellos. Hábitos que crearon problemas de salud en ellos y en los niños.
Por todo ello, piden disculpas a los jóvenes por los daños y las insanas influencias generadas. Y muestran estar rectificando el camino con los nuevos abordajes, que los ofrecen también para que ellos puedan beneficiarse y resolver sus desórdenes. Esto, que puede parecer algo menor, tiene un gran efecto desarmante sobre niños y adolescentes, que evita actitudes de rebeldía y de conflicto a la hora de instrumentar nuevos hábitos depurativos en el grupo familiar.
Sabemos que no es tarea fácil, pero tenemos muchos estímulos para perseverar en la misión. En primer lugar, porque es la forma concreta de rectificar y cancelar los errores inconscientemente cometidos. En segundo lugar, porque no hay mejor incentivo que hacerlo por estos nuevos seres que hemos traído al planeta.
Para estimular estas acciones, ponemos a disposición una bonificación del 30% para jóvenes (7 a 18 años) en el rubro “Alojamiento y alimentación”, servicio que brinda directamente el Espacio Depurativo en los retiros presenciales que organizamos en forma de Compactos de 8 días, para experimentar u capacitarse en el Proceso Depurativo.
Deseamos vivamente que esto ayude a tomar mejores decisiones; como reza el título de un libro español “Si no quiere tomar pastillas, tome decisiones”… Pero estas decisiones las debemos tomar los “guías planetarios”, para rectificar y sanar nuestros procederes previos.
2 comentarios en “Incentivo para los -18”
Excelente lo del incentivo! 🙏🏽
Muchas gracias. Excelente artículo y reflexion
Gracias por todo su trabajo 🌠